Unas maneras muy diferentes de las que utilizó Ramos cuando pidió a Piqué un poco de respeto en diciembre del 2015 en los ataques que hizo el defensa del Barcelona a Arbeloa. Ramos se dirigió entonces en el defensor de todo el madridismo y tuvo el apoyo de la afición.
Dentro del campo consigue que haya más división de opiniones hasta lucir la dualidad del bueno y el malo.
Su gol en la final de Lisboa ante el Atlético o el de la Supercopa de Europa ante el Sevilla, que sirvió para forzar la prórroga, lo sitúan como una especie de icono, pero sus graves errores lo bajan inmediatamente raíz de tierra.
"Es nuestro capitán y es muy importante para el grupo", dice Zidane del central andaluz.
Un sector del periodismo sitúa Ramos como el mejor central del mundo. Y el jugador ha entronizado tanto esta nominación que parece obligado a retorcer todo lo que sea natural hasta hacerlo excesivo.
Con 21 tarjetas, Ramos es el jugador más expulsado en la historia del Madrid, club al que llegó en 2005. La última vez que vio una roja fue precisamente en el clásico Real Madrid vs Barcelona en el Camp Nou. Era la cuarta vez que abandonaba el campo en un choque contra el máximo rival.